El pelotón chiflado

Beto el recluta

Imagen: Imagen: pinterest.es/

«We had very little confidence in the ability of these people to do anything, no idea at all about who they represented, and to what extent they had not exposed themselves already”

Funcionario estadounidense sobre militares venezolanos

 

Leo sobre los contactos entre oficiales de la administración Trump –ese anciano enajenado– y militares venezolanos aspirantes a golpistas. Supongo que a un verdadero analista le llamaría la atención los varios movimientos conspirativos, lo que podría delatar la envergadura del descontento militar, o el que los militares hayan pensado derrocar a Maduro ya a finales de abril del año pasado apenas un mes después de comenzar las protestas luego de las sentencias del TSJ –esa casa de putas feas y baratas– que terminaron de cerrar la Asamblea Nacional; o el hecho de que en realidad los estadounidenses no incitaron nada: solo se reunieron para reunir información.

Pero lo que me interesa es precisamente que la información que recogieron los enviados estadounidenses es que los aspirantes a golpistas no tienen la más puta idea sobre cómo derrocar a la dictadura –a ellos mismos–; tanto The Washington Post como The New York Times (pueden leerse en estos enlaces: https://www.washingtonpost.com/world/2018/09/10/trump-venezuela-prospect-coup/?utm_term=.cb762575ce10 y https://www.nytimes.com/2018/09/08/world/americas/donald-trump-venezuela-military-coup.html?smid=tw-nytimesatwar&smtyp=cur, respectivamente) coinciden en que, para pasmo de los americanos, nuestros chafarotes acudieron a ellos preguntando cómo dar un golpe ¡!

Obviamente no estaba esperando que nuestros militares –menos aun con sus serias dificultades con el lenguaje– hubiesen leído Técnica del golpe de Estado de Malaparte, ¿pero reunirse con los americanos para preguntarles cómo dar un golpe? ¿En serio? Los gringos ni siquiera les dieron los radios que pedían –en la era digital estos cerdos todavía piensan en walkie-talkies– y luego de las delaciones (con toda seguridad debidas a la torpeza de ellos mismos) comenzaron a caer en las terribles cárceles a las que ellos han enviado a civiles opositores.

Sí: nuestros militares no son inteligentes,  solo son rateros y torturadores que quieren ayuda del norte para desplazar la cara sucia y macilenta del chavismo en la que se erigió Maduro –la única cosa que se ha ganado por derecho propio– por algo ligeramente menos pútrido, unos Al-Sisi bananeros tal vez. A lo mejor tienen suerte y luego de ver esa entrañable película que es El Pelotón chiflado (Stripes, 1981) descubren cómo hacen los militares estúpidos para parecer héroes, para parecernos héroes a nosotros sus eternos admiradores. Tal vez solo necesiten repasar ese sketch de Cheverísimo que fue abril de 2002.

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