Un cerro moderno en Caracas.

Interior de la Villa Arreaza, Ponti, 1954 - 1958, Caracas.

Interior de la Villa Arreaza, Ponti, 1954 – 1958, Caracas.

“En cada edificio han de tenerse en cuenta, como nos enseña Vitrubio, tres cosas, sin las cuales ningún edificio merece alabanza. Estos tres puntos son: la funcionalidad o comodidad, la durabilidad y la belleza.”

Andrea Palladio, 1570

Caracas fue una ciudad moderna hace sesenta años. Varios edificios más o menos en ruinas hoy, lo atestiguan. Pero la historia no tiene ninguna lógica y luego de su modernidad la ciudad se derrumbó en la pre modernidad humillante de hoy. Pero aun sin lógica, la historia está llena de coincidencias.

Entre los lugares comunes de esa modernidad arquitectónica[1] suele citarse a la Ciudad Universitaria (Carlos Raúl Villanueva, 1940- 1960) y a las Torres de El Silencio (Cipriano Domínguez, 1948 – 1954). Pero quiero referirme a otro menos mencionado: Villa Planchart o El Cerrito, la casa que Gio Ponti (Milán, 1891 – 1979) diseñó para Alana y Armando Planchart entre 1954 y 1957[2] y que como excepción se mantiene en excelente estado de conservación[3].

Villa Planchart.

Villa Planchart.

Esta casa farfalla está ubicada en una colina de San Román (de ahí su nombre original de El Cerrito[4]) al sureste de la ciudad y su fachada norte proporciona unas vistas del Ávila que incluso ignorando la arquitectura y el mobiliario de la casa (también diseñado por Ponti) hacía al matrimonio Planchart –y a los visitantes de hoy– privilegiados.

La arquitectura de Ponti[5] es moderna pero sin la asepsia ahistórica y sensorial del movimiento moderno, de ahí su ideal del “habitar feliz” desarrollado al límite en Villa Planchart: sus casas son para vivir sensualmente dentro de un contexto histórico y geográfico (para Villa Planchart consideró incluso la dirección del viento) que está impregnado sin embargo de su noción de mediterraneidad.

Entre sus otras pocas casa en el extranjero, Ponti llevó a cabo entre 1960 y 1965 la Villa Nemazee[6] en Teherán, en un país que es hoy también una teocracia. He ahí la coincidencia que la historia burlonamente señala en esta ocasión: modernidad devenida en pre modernidad justo aquí y allá.

En Irán el palo en la rueda fue el islam como reacción a la violenta modernización impulsada por el shah. En Venezuela no lo tengo claro. A veces pienso que fue la miseria inevitable que se crea en un país en el que el Estado vive de la renta petrolera y la nación vive del Estado. Esa pobreza fabrica por defecto hombres cerrilmente pre modernos. Otras veces creo que fue nuestra educación muy eficaz –una estafa en todo lo demás– en esparcir un par de ideas absurdas: el país tiene como genio tutelar a un hombre del siglo XIX y debe volver al tiempo en el que ese hombre vivió.

Imágenes: http://www.juanjosemora.com.ve/wiki/apifoto.php?id=1577962, http://www.nytimes.com/2011/06/20/arts/20iht-design20.html?_r=0 y http://www.taschen.com/pages/es/catalogue/architecture/all/00403/facts.ponti.htm, respectivamente.


[1] No ignoro que históricamente la modernidad política antecede por mucho a la modernidad arquitectónica (dentro de la cual el movimiento moderno es solo un estilo), sin embargo Le Corbusier –y en general los arquitectos del movimiento moderno– proponía que la arquitectura podía modificar al individuo: espacios amplios, iluminados, ventilados podían transformarlos en ciudadanos. El concreto armado y los bloques de apartamentos no eran la vía para lograrlo (la urbanización 23 de enero –Villanueva, 1955 -1957, originalmente llamada 2 de diciembre–, otro de los vestigios de la fallida modernidad arquitectónica caraqueña es un recordatorio), pero esa idea en Latinoamérica y otras partes de la periferia propone una modernidad política y cultural como consecuencia de la modernidad arquitectónica y urbanística, de la transformación racional del espacio.

[2] En Caracas se levantaron otras tres casas de Ponti: la Villa Arreaza (la Diamantina) entre 1954 y 1958 –hoy demolida–, la Quinta Los Capachos (1958), la renovación de la quinta La Barraca (1958) y el proyecto no ejecutado de la Villa González-Gorrondona (1956). Los siguientes vínculos remiten a información especializada de su arquitectura en la ciudad: http://fundamemoria.blogspot.com/2008/03/municipio-baruta-parroquia-el-cafetal-8.html, http://hanniagomez.blogspot.com/2008/02/villa-planchart-i-cerrito.html, http://hanniagomez.blogspot.com/2008/02/orqudea.html, http://hanniagomez.blogspot.com/2008/03/villa-planchartiis-iii-mariposa.html, y http://www.talcualdigital.com/nota/visor.aspx?id=71491&tipo=AVA, respectivamente.

[3] Puede conocerse a través de visitas guiadas concertadas por el teléfono +58 0212-9912973 o en la página web de la Fundación Anala y Armando Planchart: http://fundacionplanchart.com/. Hasta hace poco más de una semana fue escenario de conciertos.

[4] La casa –si se ilumina– brilla de noche en lo alto de un cerro, exactamente igual en la distancia a como lo hacen miles de ranchos alrededor de la ciudad.

cover_kc_ponti_0812161111_id_166377[5] Todas las menciones a su arquitectura las tomé literalmente del libro: Ponti. Maestro de la levedad de Graziella Roccella, editado por Taschen en español, en 2009.

[6] Esta casa cita a las caraqueñas Villa Planchart y Villa Arreaza: tiene habitaciones conectadas visualmente por ventanas y decoración exterior con cerámica en forma de diamante respectivamente.

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