«You can fall in love but you can never love.«
Seven rules to receive 00 status
En las películas y libros de James Bond las mujeres son bellos objetos para ser usados –no sé por qué no dejo de pensar en Jill St. John–[1]. Todas con la excepción de M, que es la única mujer capaz de invertir los papeles y usar a Bond como una herramienta[2]. También está Vesper Lynd (y Tracy Bond) que como se sabe traiciona a Bond en Casino Royale[3] para terminar suicidándose espectacularmente en la película, un poco más como un cliché en la novela.
Esta mujer –no se me ocurre una actriz mejor que Eva Green para encarnarla[4]– le enseña a Bond la regla de toda relación amorosa: todos traicionamos, antes o después. No importa si quien está a nuestro lado nos ama, siempre deseamos a alguien más.
Viéndolo bien; nunca nos portamos tanto como espías como cuando engañamos a nuestra pareja: nos inventamos coartadas, ciframos nombres en el directorio del teléfono, evitamos ir a lugares donde podamos ser reconocidos. Jugamos a ser otros, somos agentes dobles –o triples– que nos traicionamos a nosotros mismos, siempre asediados por la deliciosa ansiedad de ser descubiertos.
Vesper le ensaña el juego a Bond que ya no lo olvida nunca (tampoco a ella: la recuerda cada vez que bebe): no importa cuánto quieras –o te guste– a la mujer que tienes al lado, nunca la tomes en serio. Salvo tal vez Teri Hatcher si de espaldas deja caer su vestido.
John le Carré en cambio no permite que ninguno de sus espías aprenda esto.
No importa cuán diestro sea Smiley descubriendo topos rusos: en Tinker Taylor Soldier Spy[5] es un hombre herido por la infidelidad de su esposa Ann. Una herida que usa muy bien Karla en su contra y de toda la intelligence británica.
En la jerga de los espías –mírenme: hablando como si me hubiese reclutado el MI6– un topo es el doble agente que horada el servicio de inteligencia del enemigo. El topo de Smiley es su esposa, es ella la que lo socava. Y eso solo es posible porque la quiere.
En la Casa Rusia[6], Barley se convierte en el hombre que nunca ha sido por Katya –supongo que yo también lo haría si Michelle Pfeiffer me mirase como lo hace en la película–, para luego añorarla con la esperanza vacía de que los rusos la liberen.
Justin Quayle (que no es exactamente un espía) no puede olvidar a su Tessa y termina muerto en una pradera keniata.
Pero mi favorito es Alec Leamas de El espía que surgió del frío[7]. Este, el espía harto del frío, el cínico que sabe perfectamente que envejece solo en un mundo de mierda, se hace matar al pie del Muro por Liz, una muchacha bonita pero ingenua –la peor femme fatal posible–, que sólo debía servirle para engañar a la Stasi.
El amor parece ser tan nocivo para un espía como la bala de una Walther PPK.
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[1] Sobre la misoginia de James Bond se ha escrito lo suficiente. Al respecto, la interpretación de Daniel Craig ha civilizado al personaje: el guiño homosexual en Skyfall fue muy divertido. En ese sentido este vídeo haría fanática de la franquicia hasta a la más acérrima feminista: https://www.youtube.com/watch?v=aC8Ls-5nRxM.
[2] Lo que afirmo debe matizarse con el hecho de que la mayor parte del tiempo M ha sido interpretado por un hombre –de hecho el personaje está basado en oficiales de inteligencia británicos, todos hombres–. Aunque hay quienes han sugerido que Fleming se inspiró en su mamá para el personaje. Sería un lugar común un Edipo en James Bond.
Menos freudianamente Bond solo le es leal a su Majestad, la Reina de Gran Bretaña. Curiosa lealtad para un escocés y todo por culpa de Sean Connery.
[3] De esta novela se ha hecho una versión para la televisión y dos para el cine. En la televisión de 1954 fue la primera vez que James Bond fue interpretado (por el estadounidense Barry Nelson), algo que de no ser por Wikipedia jamás me hubiese enterado. Mientras que las películas son, por una parte, el pastiche de 1967 no producido por EON Productions y por la otra el reinicio de la franquicia en 2006.
[4] Me gustan las fotos que de otras chicas Bond hay en este enlace: http://elpais.com/elpais/2014/12/05/album/1417782535_767067.html#1417782535_767067_1417783348.
[5] De esta novela hay una miniserie de 1979 con Sir Alec Guiness como Smiley y la película de 2011 con Gary Oldman como Beggarman. Vi esta película junto a Skyfall: Tomas Alfredson le gana a Sam Mendes por paliza.
[6] De esta novela hay una película de 1990 protagonizada por Michelle Pfeiffer y Sean Connery. Así, Connery ha sido el espía de Fleming, pero también uno de los de Le Carré. El final de la película es diferente al del libro.
[7] Una versión para el cine de esta novela se estrenó en 1965 con Richard Burton como Leamas.
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