Lame ducks

Emigracion

Imagen: Runrunes.com

Legislators represent people, not trees or acres.

Chief Justice Earl Warren

 

Hablar con expresiones idiomáticas –además de con groserías–, es la mejor prueba de que se domina otro idioma. Aparte: no hay nada más expresivo. Tomemos por ejemplo farfalla; una de las formas en la que los italianos llaman a la vagina. No creo que haya una mejor forma de describirla, en ningún otro idioma, incluyendo el lenguaje de señas.

En inglés hay un idiom sobre política que me gusta bastante: lame duck, literalmente  ‘pato cojo’, que alude al cargo de elección popular cuyo sucesor ya ha sido electo. Es traducido frecuentemente en español como ‘hombre de paja’. El caso emblemático es el mismo Presidente estadounidense, quien luego de la elección de noviembre de su último año, pasa a ser un lame duck. A veces lo es ya desde que gana su segundo término, porque la expresión alude en un sentido más amplio a la debilidad de quien ya no ejercerá nunca más el poder.

Ayer, el editorial de The Washington Post (que puede ser leído en este enlace: https://www.washingtonpost.com/opinions/venezuela-is-in-desperate-need-of-a-political-intervention/2016/04/12/d7071d98-00c9-11e6-9203-7b8670959b88_story.html?tid=ss_tw), que clama por una intervención política de los países de la región, encabezados por los Estados Unidos en esta Zimbabue caribeña llamada Venezuela, me remitía a un informe de Human Rights Watch de diciembre del año pasado (puede ser leído aquí https://www.hrw.org/tet/node/284410) en el que se describe cómo los legisladores chavistas –me parece exagerado llamarles así– cuyos sustitutos ya habían sido electos en esa paliza que la dirigencia opositora se niega a terminar en la calle, nombraron a los jueces –de nuevo una grotesca exageración llamarles así– que desarticulan cada intento del Parlamento por salir del chavismo usando su propia constitución.

En la versión en inglés del reporte a esos legisladores –varios de ellos analfabetos funcionales–, se les llama lame ducks. Los jueces que nombraron eran todos militantes chavistas, funcionarios rojos. Algunos de ellos solo eran jueces de primera instancia, de ahí saltaron –o cayeron– en esa sentina suprema.

Así ha sido desde 2004, cuando el chavismo tomó el control del así llamado Tribunal Supremo, para barrer los restos de miquelenismo que habían quedado de la colonización de 1999. En los últimos 12 años no ha habido una sola sentencia de las salas políticas de ese tribunal (todas en la práctica) que ponga en riesgo el ejercicio chavista del poder.

En contraposición, una de las formas que delatan que no se domina un idioma, son los juegos de palabras con la pronunciación incorrecta, ese jugar con ellas como si fuesen bloques de lego que no encajan pero suenan gracioso. Algunos de estos juegos son también agudamente elocuentes.

El lame que en inglés se pronuncia lɑːmeɪ, en español se lee ‘lame’. ¿Cuánto lame un togado o un diputado chavista antes de enchufarse? ¿Cuánto lame para mantenerse ahí?

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